Digital ha muerto, larga vida al rock and roll

 

 

 

 

Digital es probablemente una de las palabras que más se utiliza en las conversaciones de los negocios en estos momentos. Y seguro que también has oído hablar de la “Transformación Digital” en multitud de foros. Google Trends refleja un boom repentino de su volumen de búsquedas en los últimos meses. La expresión está de moda y, como todas las modas, pasará. ¿Es nueva la transformación digital? No tanto. Yo la viví en 2002. Hace ya unos años. Y lo curioso es que no soy plenamente consciente de haberla vivido hasta hace muy poco. ¿Por qué? Porque yo era un millenial de los de entonces y para mi era normal, pero las personas que no pudieron adaptarse a aquella transformación lo pasaron muy mal. De esa historia, hablaremos otro día. 

En el gráfico podemos observar también cómo entre 2004 y 2005 hubo unos picos de interés importantes sobre «Transformación Digital». ¿Qué pasaba en aquellos años? Más adelante pensaremos sobre ello. El caso es que a día de hoy, no paramos de hablar de «digital», «transformación digital», «actitud digital»,… «digital» hasta en la sopa, pero ¿qué es «digital»?

Parece que ni siquiera la RAE lo tiene muy claro, hasta el punto de que incluye la palabra definida en la propia definición. No debe ser fácil.

Definición de Digital según la RAE.

Da igual, ya lo arreglarán. En cualquier caso, más allá de su definición, la cuestión es a quién afecta la digitalización. ¿Pensará la RAE que la digitalización afecta solo a los medios de comunicación y, especialmente a la prensa? Es posible que muchos de sus miembros que provienen de la literatura y el periodismo se queden en una parte pequeña de lo que significa. Que le pregunten por el impacto que tiene la digitalización a músicos, taxistas, empresas de reprografía, agencias de viaje, Correos, bancos, telcos, automoción, formación, industria,… A todos ellos les está afectando bastante, incluso hasta verse obligados a replantearse sus modelos de negocio.

 

¿Y por qué afecta a tanta gente? Muy sencillo, la respuesta está en ti al leer este artículo. Y está también en mí cuando lo escribo. La respuesta está en todos nosotros, porque casi todos usamos a diario tecnología digital para multitud de cosas que, básicamente, podemos agrupar en comunicarnos, informarnos, socializar, entretenernos y comprar. Y esas «pequeñas» cosas afectan a todas las industrias, sectores y actividades profesionales.

 

Por eso digital es todo, porque está en todas partes, y por eso ya es lo normal, el nuevo normal.
The New Normal (Peter Hinssen)

En este nuevo normal aparecen nuevos hábitos, comportamientos y maneras de pensar que nos dejan un nuevo entorno, en donde, para mí las características más relevantes son, en primer lugar, la facilidad de acceso a la información que, bien gestionada, podemos transformar en conocimiento y, en segundo lugar, la velocidad del cambio. Cada vez se acorta más el tiempo que transcurre entre la aparición de un elemento innovador y el siguiente. Cada vez hay más gente, más cualificada y con más medios, trabajando por solucionar los mismos problemas, dar respuesta a las mismas necesidades o aprovechar las mismas oportunidades. Se acorta cada vez más el periodo de testeo de los productos y servicios, y se adelanta su declive porque más rápidamente aparece alguien que lo hace mejor o más barato. Esto supone una extraordinaria ventaja para las personas como usuarios y consumidores, que nos beneficiamos de estos rápidos avances. El mundo es ahora más pequeño, la tecnología acerca a las personas y las hace más grandes (tenemos más oportunidades y aumenta nuestra calidad y esperanza de vida); pero al mismo tiempo, supone un enorme desafío para las empresas, que se ven obligadas a desarrollar una mentalidad de innovación permanente para sobrevivir. Y las empresas son personas,…

Este nuevo entorno, en donde se reducen las barreras de entrada a nuevos competidores, es, a su vez, tremendamente exigente. Muchos de los avances de los que nos beneficiamos como consumidores gracias a la digitalización vienen de la desintermediación. Es decir, de suprimir, alguna parte de la cadena de valor tradicional, haciendo los procesos más eficientes, más baratos o mejores que la competencia. Aquí es donde aparece el lado oscuro de la digitalización, que elimina a personas que no son capaces de adaptarse a ella. Personas cuyos conocimientos y habilidades dejan de ser útiles, de tener valor en este momento. Así terminan produciéndose situaciones paradójicas y dramáticas como la de España, en donde simultáneamente tenemos el mayor nivel de paro de nuestra historia y la mayor carencia de talento en las empresas, que no encuentran en esas personas en paro las habilidades que necesitan. Digital nos obliga a transformarnos o sufrir.

Esta situación refleja que el futuro, como diría Javier Rodríguez Zapaterose distribuye de manera desigual. En este río digital tan revuelto, unos cuantos están sacando grandes beneficios, mientras que muchos otros son arrastrados por las fuertes corrientes. En cualquier caso, de esta debilidad y de esta amenaza surge la gran oportunidad de mejorar. Por eso nace Actitud Digital, un grupo de optimistas digitales, apasionados del mundo de internet y sus posibilidades, que quieren ayudar a personas y empresas a entender y adaptarse al nuevo normal.

 

Esta oportunidad la cuantifica un reciente estudio de Siemens que refleja que 6 de cada 10 empresas españolas no tienen definida su estrategia digital.

 

Hay y habrá muchos cambios, algunos dolorosos pero también surgen nuevas profesiones y modelos de negocio. La formación se vuelve más importante que nunca pero de una forma distinta. Los títulos universitarios tienen mucho menos valor que antes (Google ya no valora los expedientes académicos ni busca titulaciones específicas), lo cual no significa que no haya que estudiar. Todo lo contrario, ahora la formación debe ser continuada a lo largo del tiempo durante toda nuestra carrera. Debemos asimilar que podemos cambiar de profesión en cualquier momento y no tener miedo a que suceda porque tendremos herramientas para manejarnos en cualquier situación.

La digitalización no debe ser un objetivo sino un medio, una estrategia. Se trata más de un reto de innovación y de gestión que de tecnología. Se trata asumir que es posible que tengamos que hacer las cosas de otra manera. Debemos estar preparados para el cambio constante y tener la actitud adecuada para dominarlo. Hay que correr. Y correr puede ser agotador pero también permite ver mucho más camino, conocer a más gente interesante, enriquecer nuestra experiencia y nuestras fuentes de inspiración.

Actualmente el número de búsquedas de "fotografía digital" es insignificante. Digital es tan brutal que termina con todo, hasta consigo mismo.

Volvemos ahora a Google Trends para preguntarle esta vez sobre el interés de la «Fotografía Digital» en los últimos años, un fenómeno muy peculiar por lo que tiene de modelo de transformación. Alrededor de 2002 aparecían las primeras cámaras réflex digitales de 6 Megapixeles que permitían conseguir unos resultados aceptables para profesionales en comparación a la película clásica de 35mm. Las D60 Canon y Nikon D100 entraban tímidamente en el mercado fotográfico, y alrededor de 2005 estalla el boom de las compactas digitales, se convertían en objeto de deseo de aficionados a la fotografía y se empezaba a hablar de forma generalizada de fotografía digital. La calidad de las compactas no era comparable a la de la película pero poder ver las fotos al instante sin tener que revelarlas cambió el sector para siempre. Hoy, tanto la fotografía analógica, como los segmentos de cámaras fotográficas digitales compactas y réflex han cedido terreno irremediablemente al móvil, que ya integra cámaras de gran calidad para el usuario medio y nos libera de cargar con dos dispositivos. Por lo tanto, esta consulta a Google Trends sobre «fotografía digital» arroja como resultado que cuando la gente ha normalizado el uso de la fotografía como nunca en su historia (todos llevamos desde hace años una cámara en el bolsillo) perdemos el interés por lo digital. Ahora hacemos muchas más fotografías que nunca y las hacemos de manera diferente, incluso las guardamos de manera diferente. Tan diferente que el propio concepto de fotografía quedó desactualizado hasta que muy recientemente ha sido revisado por la RAE.

La fotografía ya se transformó y se digitalizó hace mucho tiempo. Cuando antes hablábamos de fotografía digital ahora, simplemente, hablamos de fotografía. Ahora viene la digitalización de todo lo demás, nos guste o no, porque los usuarios estamos conectados y nos sigue gustando lo mismo de siempre, el rock and roll y que nos quieran, la diferencia está en que, a nivel de negocio, la suerte correrá de la mano de quien entienda quién es su cliente, dónde está, qué canción quiere escuchar, en qué momento la quiere escuchar, cómo quiere escucharla y cómo hacérsela llegar.

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