Un buen contenido en términos de negocio digital es el que cumple la función de acercar a una persona hasta el objetivo del negocio.
Una vez que tenemos definida nuestra estrategia digital, tenemos dispuestos nuestros canales, solo nos falta tener algo que contar y que alimente esos canales. Cuando un sector está maduro a nivel digital, posiblemente la mejor opción para diferenciarse es tener un estilo de comunicación personal original que permita al consumidor una experiencia memorable en su relación con la marca. Para conseguir esa personalidad en la comunicación es clave entender cuáles son los objetivos de comunicación y los territorios afines a la marca para definir el estilo, la voz, el tono, los formatos y los canales para distribuir cada pieza. La creatividad es la base de la innovación y diferenciación, ayuda rompe barreras y abre nuevos caminos para la marca.
Entender las motivaciones y necesidades de las personas ayuda a dar con las claves para empezar a elaborar el contenido como respuesta a sus necesidades y facilitar la conexión con la marca. El storylining, el storytelling y el copywriting (perdón por los anglicismos) ayudan a que el contenido sea preciso, atractivo y persuasivo, de forma que permita hacer entender los beneficios de nuestros productos o servicios.
La única forma de gestionar el contenido de forma controlada es planificar su creación desde el objetivo por el que se crea, los territorios de la marca, las personas a las que se dirige, el momento en el que se debe compartir y los canales por los que se debe comunicar.
El marketing de contenidos no debe ser un objetivo ni un área estanca dentro del negocio.
Para conseguir una estrategia de contenido eficaz es fundamental integrarla con la estrategia general de marketing. Por ejemplo, la creación de contenido vendrá determinada tanto por la estrategia de posicionamiento de la marca como por la estrategia de posicionamiento en buscadores (SEO /SEM) o la estrategia CRO. Un Community Manager debe, por ejemplo, estar completamente alineado a la estrategia de contenidos.
Solo la coordinación de las diferentes áreas estratégicas permite una gestión y control del empleo de recursos, así como la recogida de información relevante para el negocio que permita tomar decisiones basadas en datos.
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